domingo, 22 de febrero de 2015

El corazón de los Ponder de Eudora Welty


Los Ponder viven en Clay, una imaginaria ciudad del Sur, adormecida en el calor del verano, que ha quedado aletargada y fuera del progreso, en la que todos se conocen demasiado y en la que poco hay que hacer, aparte de meter la nariz en la vida de los demás. La narradora es Edna Earle, dueña del único hotel de la ciudad y sobrina del protagonista, el generoso, inmaduro, anacrónico, desmesurado tío Daniel Ponder. Su prodigalidad -tío Daniel regala lo que tiene y lo que no tiene-, su locuacidad irrefrenable, su incapacidad para la vida práctica, sus enamoramientos torrenciales, hacen de Daniel Ponder una figura antitética del productivo, morigerado y sensato yankee del Norte. La novela es un inagotable monólogo que Edna Earle endosa al único y desprevenido cliente del hotel, quien, atrapado y sin salida, tiene que escuchar la perorata interminable de la dueña. Una verborrea que, en su incontinencia, da la medida de la soledad en la que viven  los Ponder.

Eudora Welty (1909-2001) vivió siempre en su ciudad natal, Jackson, en el estado de Misisipi, un estado que recorrió como fotógrafa de la administración federal durante la Gran Depresión y que transformará literariamente en libros de relatos excepcionales como Las manzanas doradas y Una cortina de follaje o en novelas como Las batallas perdidas o La hija del optimista, ganadora esta última del Premio Pulitzer en 1973.

La presa de Kenzaburo Oé


El narrador de La presa es un niño japonés. La guerra, que  para él era un lejano suceso, se acerca a territorio japonés y altera la vida de su aldea: escasez de alimentos, interrupción de las comunicaciones, rumores de bombardeos y derrotas. Un día, la guerra llega hasta el poblado bajo la forma de un soldado norteamericano,"el soldado negro", tripulante de un avión derribado. A la extrañeza y el miedo que provoca la figura del prisionero, le sucede el reconocimiento de su condición humana y de la aceptación de su presencia. Pero la guerra es implacable. La tragedia final será para el narrador la muerte de la inocencia y de la infancia.

Kenzaburo Oé (Japón, 1935) forma parte, junto a Yukio Mishima y Yanusari Kawabata, de la excepcional generación de narradores japoneses de posguerra. Una generación integrada por novelistas que no participaron por edad en la Segunda Guerra Mundial, pero que vivieron el conflicto durante su infancia y a los que les tocó interpretar en sus novelas las dolorosas consecuencias y la profunda transformación que vivió Japón tras la derrota. Su obra, en la que destacan libros como Una cuestión personal o El grito silencioso, fue galardonada en 1994 con el premio Nobel

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domingo, 8 de febrero de 2015

Las puertas del paraíso de Jerzy Andrzejewski

En 1212, un joven pastor francés llamado Esteban de Cloyes anunció un mensaje del cielo: Cristo le pedía liberar la ciudad de Jerusalén que, ante la indiferencia de los grandes señores de la Cristiandad, permanecía en manos de los infieles. Comienza así uno de los episodios más delirantes de la Edad Media. Miles de niños (se habló de unos 30.000) abandonan sus hogares y marchan enfervorizados hacia Tierra Santa. No llegará ninguno; al menos, como cruzado. La mayoría murió de agotamiento, hambre y frío por el camino. Y los demás fueron vendidos como esclavos por los mismos mercaderes que prometieron pasarlos a los puertos de Levante.
Estos hechos, entre la historia y la leyenda, sirvieron para que  Marcel Schwob escribiera, en 1896, La cruzada de los niños, un magnífico relato en el que ensambla doce monólogos de diferentes personajes. Y técnica similar emplea Jerzy Andrzejewski para componer, en 1959, Las puertas del paraíso. En la conciencia de un viejo sacerdote, resuenan las confesiones del joven visionario Santiago de Cloyes, de Maud, de Blanca, de Roberto y del joven noble Alesio Melisseno. Un entramado de sueños, pecados y miedos con el que Jerzy Andrzejewski describe el peligro que ocultan los delirios utópicos. 

Jerzy Andrzejewski (Varsovia 1909-1980) es uno de los novelistas polacos más destacados del siglo XX y uno de los más conocidos fuera de Polonia. En 1948 publicó Cenizas y diamantes (llevada al cine por Andrzej Wajda), novela en la que narra momentos decisivos de la historia polaca contemporánea al final de la Segunda Guerra Mundial. Encumbrado por el nuevo régimen comunista prosoviético, fue distanciándose poco a poco de él y adoptando una visión más critica, con novelas como Las puertas del paraíso o Las tinieblas cubren la tierra.